Entre los 31 y 36 meses, los niños viven un momento clave en su desarrollo psicomotor. Ya tienen más fuerza, equilibrio y coordinación, lo que les permite moverse con mayor seguridad y confianza. Por esta razón, impulsar la psicomotricidad en los niños de dos años y hasta los 3, es clave.
La psicomotricidad es la conexión entre mente y cuerpo. A través del movimiento, los niños aprenden a conocer su entorno, a expresarse y a relacionarse.
Entre los 2 y 3 años:
Todo esto les prepara para retos más complejos como correr, saltar, trepar y nadar con mayor independencia.
El medio acuático potencia la psicomotricidad porque permite movimientos más libres y sin impacto. Además:
Un niño que juega y aprende en el agua no solo gana destrezas físicas, también refuerza su autoestima y confianza.
Algunas dinámicas sencillas hacen que el aprendizaje sea más divertido:
Más allá del juego, cada actividad es una oportunidad para fortalecer músculos, perfeccionar movimientos y estimular los sentidos.
La psicomotricidad trabajada en el agua se refleja también fuera de ella. Los niños que pasan por este tipo de estimulación:
En resumen, estimular la psicomotricidad en niños de 31 a 36 meses en el agua les brinda beneficios que trascienden el juego: fuerza, equilibrio, coordinación y confianza. Cada experiencia acuática fortalece su desarrollo físico, emocional y social.
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