Nadar en agua caliente, además de ser una actividad recreativa, puede ser terapéutica.
En este nuevo artículo exploramos las ventajas y consideraciones de nadar en estas condiciones, una práctica que despierta curiosidad y preguntas, especialmente entre aquellos preocupados por su salud y bienestar.
Al entender mejor los efectos del agua caliente en nuestro cuerpo, podemos hacer elecciones más informadas sobre nuestras prácticas de natación, especialmente cuando se trata de niños o personas con necesidades especiales.
En este sentido, lo primero que tienes que saber es que nadar en agua caliente ofrece varios beneficios para la salud y el bienestar. Sigue leyendo para saber cuáles son.
El agua caliente, idealmente a 32 grados centígrados, ayuda a relajar los músculos y las articulaciones.
Esta temperatura es significativamente más alta que la del agua de mar en zonas calurosas, que suele oscilar entre 20 y 28 grados centígrados. Y ligeramente superior a la temperatura media de las piscinas, que generalmente se mantiene alrededor de 27 a 29 grados centígrados.
La calidez del agua es particularmente beneficiosa para quienes sufren de dolencias musculares o artritis, ya que el calor ayuda a reducir la rigidez y el dolor.
Nadar en agua caliente favorece la dilatación de los vasos sanguíneos, lo que mejora la circulación. Además, esto puede ser de gran ayuda en la recuperación de lesiones.
En comparación con el agua fría, que puede causar un choque inicial y la contracción de los vasos sanguíneos, el agua caliente ofrece un entorno más amigable y estimulante para el sistema circulatorio.
La temperatura del agua tibia ofrece una sensación de confort, reduciendo el estrés y la ansiedad. Esto es especialmente importante para los niños, quienes pueden sentirse más seguros y relajados en un entorno acuático cálido.
Sin duda, este nivel de confort es difícil de alcanzar en aguas más frías, como las de las piscinas a temperaturas estándar o el mar en zonas menos cálidas.
Si bien nadar en agua caliente ofrece beneficios, también hay que tener algunas precauciones y consideraciones. Las más importantes son las siguientes:
Cuando se trata de la natación infantil, en particular para los bebés, es fundamental considerar la temperatura del agua debido a su sensibilidad térmica única. Pero profundicemos más en las recomendaciones específicas para los más pequeños en el agua caliente.
Es un hecho notable que los bebés pierden calor mucho más rápidamente que los adultos cuando están en el agua. Esta pérdida de calor acelerada, hasta 7 veces más rápida que en los adultos, se debe a su mayor proporción de superficie corporal en relación con su masa.
Por ello y para garantizar la seguridad y comodidad de los bebés mientras nadan, el agua debe estar a una temperatura adecuada, generalmente entre 31 y 32 grados.
Esta temperatura es ligeramente más cálida que la de las piscinas estándar y mucho más cálida que la temperatura media del mar en zonas costeras.
Dado que los bebés son especialmente sensibles a los cambios de temperatura, es crucial limitar la duración de sus sesiones de natación. Las sesiones cortas, preferiblemente no más de 30 minutos, son ideales para prevenir el sobrecalentamiento o el agotamiento.
En resumen, nadar en agua caliente tiene beneficios. Sin embargo, hay que tomar también sus precauciones.
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