El suponer que nadar durante el invierno expone a los niños a padecer más enfermedades, ya que pueden enfriarse al salir con la “cabeza mojada”, es falso.
Más bien, los beneficios superan con creces a los riesgos.
Durante el invierno algunos padres deciden no llevar a sus hijos a sus clases de natación “como medida de precaución” pensando que puede darles gripe por estar en la alberca y mojarse. Sin embargo, cuando estos mismos nadadores regresan a las clases de natación en la primavera, con frecuencia nos enteramos que padecieron varios resfriados durante el invierno. Estos niños no sólo se pierden de los beneficios de nadar durante el periodo invernal, sino que en la mayoría de los casos, sus habilidades retroceden notablemente.
La idea de que nos resfriamos o agripamos por estar expuestos al aire frío durante el invierno es un cuento muy viejo; no hay evidencia científica de que esto sea un factor. Los resfriados y la gripe se transmiten generalmente por el contacto casual con una persona infectada. Por lo mismo, existe una regla de oro a seguir: si tu hijo está enfermo, mantenlo en casa para minimizar los riesgos. Esta regla de sentido común aplica para cualquier época del año, y no sólo durante el invierno.
¡Muchísimos! Los niños que nadan durante el invierno mantienen la continuidad y aumentan sus habilidades puesto que practican cada semana. Pero lo más importante es que los niños que nadan durante todo el año tienden a ser más saludables que los niños que no lo hacen.
Al practicar natación se respira profundamente, esta ayuda a mantener los pulmones limpios del moco que se pueda acumular; esto reduce la posibilidad de problemas respiratorios. De hecho, las clases de natación es uno de los ejercicios más recomendados para los asmáticos debido al ambiente húmedo y cálido que mantenemos.
El tipo de respiración profunda que se produce en la natación ayuda a bombear el líquido cefalorraquídeo a través de la médula espinal, ayudándolo a mantener un alto nivel de oxígeno en el cerebro y en la sangre.
Lógicamente, el estrés afecta al sistema inmunológico. Amor, risa, y treinta minutos de natación en un ambiente de agua caliente son una válvula de alivio para cualquier persona.
Ahora que estamos en invierno te recomendamos que le pongas a tu hijo un gorro, esto le ayuda a conservar el calor corporal mucho más que sólo secarse el pelo; ya que de esta forma se sale con la cabeza caliente y el cambio de temperatura es mayor.
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