Saber flotar en el agua es esencial para la seguridad de grandes y pequeños. Además, es la puerta de entrada a la natación, una actividad que aporta muchos beneficios. Por ello, en este artículo te damos 6 ejercicios para aprender a flotar en el agua.
Y no importa si eres un niño o un adulto, aquí te decimos qué ejercicios prácticos y sencillos te ayudarán a flotar, independientemente de tu edad.
Comienza en una zona de poca profundidad. Camina y muévete en el agua para acostumbrarte a su sensación.
Párate en el agua y estira tu cuerpo. Alinea tu cabeza con tu columna vertebral, mirando hacia arriba.
Recuéstate manteniendo la superficie del agua cerca de tu pecho. Extiende tus brazos y piernas ligeramente.
Usa movimientos suaves de manos y pies para mantenerte a flote y equilibrado. Experimenta con la palma de tus manos y la planta de tus pies para encontrar estabilidad.
Ponte cómodo en aguas poco profundas. Relaja tu cuerpo y respira profundamente. Toma tu tiempo.
Inclina tu cabeza hacia adelante, sumergiendo primero la frente en el agua. Es importante mantener la calma.
A medida que sumerges la cabeza, exhala suavemente por la nariz o boca, evitando inhalar agua.
Progresivamente, sumerge toda la cabeza bajo el agua. Mantén la calma y continúa respirando con control.
Adopta la posición horizontal en el agua, extendiendo tus brazos y piernas. Puedes simular a una estrella de mar.
Con cuidado, coloca tu cara en el agua, manteniendo la respiración muy controlada.
Deja que tu cuerpo flote naturalmente, ajustando la posición si es necesario para mantener la flotación.
Si te sientes inseguro, hazlo en un área donde puedas apoyarte fácilmente.
Recuéstate suavemente en el agua, mirando hacia el cielo o el techo.
Extiende tus brazos y piernas, dispersando tu peso de manera uniforme.
Mantén una respiración tranquila y regular, lo que ayuda a mantener la flotación.
Relaja tu cuerpo completamente y permite que el agua te sostenga.
Comienza en una posición flotante, ya sea de espaldas o boca abajo.
Realiza movimientos lentos y controlados con manos y pies, como acariciar el agua.
Experimenta con diferentes movimientos para entender cómo afectan tu flotación y equilibrio.
Continúa practicando estos movimientos para mejorar la estabilidad y la confianza en el agua.
Elige un dispositivo flotante adecuado, preferentemente una tabla de flotación o tabla para flotar.
Utiliza el dispositivo para apoyarte mientras te acostumbras a la sensación de flotar.
Si es posible, practica con la supervisión de un instructor para recibir orientación y soporte.
A medida que ganes confianza, reduce gradualmente la dependencia del dispositivo hasta lograr flotar sin ayuda.
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