El bullying es una forma de intimidación a partir de un comportamiento agresivo entre los niños y adolescentes en edad escolar que implica un desequilibrio de poder real o percibido. El comportamiento tiene la tendencia a repetirse a lo largo del tiempo. Tanto los niños que son acosados como los acosadores pueden tener problemas de comportamiento graves y duraderos.
El Bullying ocurre más comúnmente durante las horas escolares; no obstante, un gran porcentaje sucede en otros lugares donde los niños o jóvenes se reúnen, como las prácticas deportivas, viajes escolares, etc.
Hay muchos signos de que un niño está siendo afectado por este comportamiento (ya sea porque es acosado, acosador o testigo de hostigamiento).
Como podemos ver, el bullying puede darse en muchos espacios y momentos distintos, por eso, como adultos, siempre tenemos que estar al pendiente de la seguridad de los niños y jóvenes.
En este caso, las albercas no son una excepción. Los niños pueden intentar hacer bullying a otros niños dentro o alrededor del agua.
Si el bullying es un comportamiento dañino y peligroso en espacios como el salón escolar o el patio de recreo; el bullying dentro de la alberca resulta de vida o muerte. Los niños pueden no medir la consecuencia de sus actos; lo que ellos consideran una broma inofensiva puede convertirse en un trauma o un alto riesgo de ahogamiento para otro niños.
Es muy importante poner atención a la forma en la que se comportan los niños y jóvenes cuando están cerca del agua. Un salvavidas que está al pendiente o un papá que está poniendo atención pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte.
No obstante, el bullying dentro de un centro deportivo, una escuela de natación o un club no siempre se manifiesta cuando los niños están dentro del agua, también puede ocurrir afuera:
1) Ayuda a los niños a entender qué es el bullying. Habla de esto con tus hijos, explícales que es inaceptable y asegúrate que los niños sepan cuándo y cómo pedir ayuda:
2) Mantén abiertas las líneas de comunicación. Comunícate cotidianamente con tus hijos. Escúchalos. Conoce a sus amigos, pregúntales sobre la escuela y sé comprensivo con sus preocupaciones. Con 15 minutos de plática sincera puedes asegurarte que tus hijos hablen contigo si tienen algún problema. Usa preguntas como las siguientes:
3) Alienta a tu hijo a hacer lo que le gusta. Realizar las actividades que te gustan, investigar sus intereses y hobbies puede ayudar a forjar la confianza en sí mismos.
4) Enséñale a tratar a otras personas con calidez y respeto; y también que deben ser tratados, siempre, de la misma manera.
5) Siempre mantén una estricta vigilancia de tus hijos cuando estén dentro de una alberca; o asegúrate que haya alguien de confianza poniendo atención a que los niños o jóvenes estén seguros. Esto no sólo si los niños tienen problemas de comportamiento o sospechas de bullying; la vigilancia de un adulto en la alberca es vital: un niño puede ahogarse en tan sólo 3 minutos y un adulto atento puede evitar tragedias y prevenir riesgos.
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